El packaging de Jugo de Uva se diseñó valiéndose de un doble juego de adecuación y distanciamiento en relación a los códigos visuales del marketing vitivinícola. Se nutre de la disposición de los elementos de las etiquetas de vino para reforzar el hecho de que se trata de otro producto derivado de la uva, producido en una bodega, sujeto a los standares de calidad del vino. Por otro lado se aleja de la idea de vino, produciendo una ruptura tanto en lo cromático como en el juego tipográfico, aportando a la idea de que el «Jugo de Uva» puede ser consumido por toda la familia, incluyendo a niños ya que no posee alcohol.